Yo soy el agua azul de la montaña,
nací en un hueco del breñal salvaje
y no llevo ni espumas de coraje
ni al caminante mi cristal engaña.
No me desbordo con rugiente saña
ni a vastos mares enderezo el viaje; sólo copio los tonos del paisaje
y sólo huertos mi corriente baña.
Y humilde y en silencio, mi destino
es ser buena y cordial; ser agua pura
a través de la hierba del camino. Correr sin nombre, padecer quebrantos,
y morir una noche en la espesura como murieron tus mejores cantos.
Por Rafael Maya

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